En este primer artículo del curso desmenuzaremos la luz y lo que a nosotros se nos hace visible (según nuestro ojo) y podemos llegar a impresionar en fotografías. Además de mostrar el devenir de la impresión de imágenes en soportes durables en el tiempo, según los avances en la Química y mayores conocimientos de la luz. También se describirá a la ‘cámara’ en su composición básica.
La luz y la cámara oscura
El sol es la fuente principal de energía del planeta. La superficie de esta estrella irradia una gran variedad de radiaciones electromagnéticas, que van desde los rayos Gamma cuya longitud de onda es apenas 0,000000001 milímetro hasta las llamadas ondas de radio de muy baja frecuencia con una longitud de onda capaz de impresionar los mateariales fotográficos sensibles. Entre uno y otro extremo se ubican los diferentes colores, correspondiéndole a cada uno diferente longitud de onda de 10.000 metros como se detalla en la siguiente figura.

Bien, dentro de este impresionante espectro electromagnético irradiado por el sol, una muy pequeña y estrecha franja conforma lo que es la LUZ VISIBLE: en un extremo de ondas está el violeta y el en otro el color rojo oscuro.

Por debajo del violeta se ubica el ultravioleta, radiación no visible a por el ojo humano pero que puede impresionar a las placas fotográficas y, por encima del rojo, está el infrarrojo que es invisible pero también puede impresionar en Fotografía.
Por su parte, las fuentes de luz artificiales (desde una simple vela hasta un tubo de descarga con gases nobles) tienen las mismas propiedades que la luz del sol y, por lo tanto, nos permiten ver los objetos. Sin embargo, varian en lo que refiere a intensidad y composición espectral, es decir, a la cantidad de diferentes longitudes de onda que la componen. De esta manera, por ejemplo, la luz de una vela o de una simple lampara de uso doméstico tiene un muy elevado contenido de radiaciones rojas mientras que la luz de un flash electrónico es muy aproximada a la del sol.
Reflexión y refracción
Los rayos de luz, al incidir sobre un objeto cualquiera, son reflejados por la superficie y, al alcanzar nuestro sentido de visión, permite que sean percibidos.

Una de las propiedades de la luz es que se transmite en forma recta y a una velocidad aproximadamente de 300.000 km por segundo. Según la longitud de onda, al pasar de un medio a otro (del vacio a la atmósfera o de la atmósfera a un vidrio, por ejemplo), se refracta, es decir, los rayos se desvían.
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